Son encuentros de energía pura.
La persona ve más allá de la irrealidad y no necesita que le expliquen las cosas.
Percibes en su rostro plenitud y, si sabes mirar con el corazón, llegas a acariciar su alma.
En este proceso de transformación, luchamos para encontrar sentido a nuestra experiencia; pero es mejor abandonarse, no pensar y atender a lo que la otra persona realmente pide.
Y tus miedos brotan debido a la ignorancia...Y parece que te falten respuestas...Tranquil@, no pasa nada: es la vida, es la muerte, las dos en una...
Lo que importa es abrirse por completo a esa persona y aceptarla como es, sin condiciones.
Sólo dile que estás a su lado, acompañándole sin sufrir la realidad sino, navegando sobre ella.
(Esta entrada está dedicada a todas aquellas personas a las cuales, por mi profesión, he acompañado en el último tramo de sus vidas y que tanto, tanto me han enseñado. Gracias!)
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