sábado, 25 de agosto de 2018

SOMOS

Me gusta observar a las personas. Hace muchos años, me iba a la terminal de trenes o al aeropuerto y me sentaba durante horas para ver cómo se despedían las personas o cómo se reencontraban. Quizás tenga algo que ver que tuve que emigrar de mi país y sentía nostalgia...no sé, pero esos abrazos, esos besos, esas manos apretadas con fuerza, esos besos al aire me llevaban a ese mundo escondido donde me preguntaba: ¿qué somos las personas?, ¿cómo estamos conformadas?, ¿de qué estamos hechas?...
Y fui aprendiendo que estamos hech@s de historias, cada un@ con diferentes episodios, algun@s con un "continurá", pero tod@s con un final cierto. Historias que nos pasean por las luces y las sombras, que danzan según las mareas. 
Somos energía pura, gotas de rocío que caen mar adentro, somos los sueños de nuestr@s ancestr@s, somos nuestros rituales, la savia de nuestras raíces.
 Somos lo que el espejo nos refleja aunque, a veces, no nos reconozcamos. Somos antes de ser, antes de poseer nombre. Encarnamos cuerpos prestados que, en ocasiones nos acomodan y otras, no.
Estamos aquí para aprender a ser quienes somos desde nuestro límite cero. Desde esos cuentos que nos contaron y que nos siguen contando, desde esas búsquedas y esas esperas...como en los aeropuertos.
Las personas somos carne y huesos, alma-corazón y vida-razón, lluvia y viento, esas palabras que no dijimos y esos sueños que nos quedan por cumplir.
¡Tantas y tantas cosas somos! 
Y, a la vez, no somos nada: la eterna paradoja.
Y no somos nadie sin otras personas. Semilla de infinito viajando en un cuerpo que si no se cuida, se paraliza.
Movimiento, camino, pasos, señales van configurando nuestras historias de vida. Vamos reescribiendo, editando y corrigiendo cada letra, cada espacio, generando sinergias para percibir cada latido, cada instante fugaz.
Somos, pero no somos si no estamos siendo, no podemos no ser persona...
Estamos llen@s de humanidad en ese mismo instante que nos abrazamos, que nos besamos, que compartimos...Ahí es donde realmente SOMOS, en ese momento mágico en el que tod@s somos iguales.
Me gusta esta frase de Galeano para sellar esta entrada:
" Aunque estamos mal hech@s, no estamos aún terminad@s. Y es la aventura de cambiar y de cambiarnos la que hace que valga la pena este parpadeo en la historia del universo."

SOMOS

Me gusta observar a las personas. Hace muchos años, me iba a la terminal de trenes o al aeropuerto y me sentaba durante horas para ver cómo se despedían las personas o cómo se reencontraban. Quizás tenga algo que ver que tuve que emigrar de mi país y sentía nostalgia...no sé, pero esos abrazos, esos besos, esas manos apretadas con fuerza, esos besos al aire me llevaban a ese mundo escondido donde me preguntaba: ¿qué somos las personas?, ¿cómo estamos conformadas?, ¿de qué estamos hechas?...
Y fui aprendiendo que estamos hech@s de historias, cada un@ con diferentes episodios, algun@s con un "continurá", pero tod@s con un final cierto. Historias que nos pasean por las luces y las sombras, que danzan según las mareas. 
Somos energía pura, gotas de rocío que caen mar adentro, somos los sueños de nuestr@s ancestr@s, somos nuestros rituales, la savia de nuestras raíces.
 Somos lo que el espejo nos refleja aunque, a veces, no nos reconozcamos. Somos antes de ser, antes de poseer nombre. Encarnamos cuerpos prestados que, en ocasiones nos acomodan y otras, no.
Estamos aquí para aprender a ser quienes somos desde nuestro límite cero. Desde esos cuentos que nos contaron y que nos siguen contando, desde esas búsquedas y esas esperas...como en los aeropuertos.
Las personas somos carne y huesos, alma-corazón y vida-razón, lluvia y viento, esas palabras que no dijimos y esos sueños que nos quedan por cumplir.
¡Tantas y tantas cosas somos! 
Y, a la vez, no somos nada: la eterna paradoja.
Y no somos nadie sin otras personas. Semilla de infinito viajando en un cuerpo que si no se cuida, se paraliza.
Movimiento, camino, pasos, señales van configurando nuestras historias de vida. Vamos reescribiendo, editando y corrigiendo cada letra, cada espacio, generando sinergias para percibir cada latido, cada instante fugaz.
Somos, pero no somos si no estamos siendo, no podemos no ser persona...
Estamos llen@s de humanidad en ese mismo instante que nos abrazamos, que nos besamos, que compartimos...Ahí es donde realmente SOMOS, en ese momento mágico en el que tod@s somos iguales.
Me gusta esta frase de Galeano para sellar esta entrada:
" Aunque estamos mal hech@s, no estamos aún terminad@s. Y es la aventura de cambiar y de cambiarnos la que hace que valga la pena este parpadeo en la historia del universo."

EL TIEMPO SIN TIEMPO

Cuando te encuentras en ese momento de tránsito hacia una nueva situación, hacia un nuevo lugar, atravesando un proceso de duelo, cambios laborales, cambios personales, buscando un sentido verdadero...es como si fueras un madero flotando en el mar, a la deriva a merced del oleaje, del fuerte viento o la calma chicha. Es un espacio  aparentemente vacío que te separa del punto de partida ya conocido hacia el punto de llegada por conocer. Ese espacio de tiempo como de abandono crea incertidumbre, desconcierto, miedo y piensas en esas frases que dicen "que el tiempo todo lo cura", "que pone a cada un@ en el sitio", "que todo lo cambia", bla,bla, bla...Pero eso no te vale!, o al menos a mí, no me vale. No puedo hacer responsable al tiempo de lo que yo necesite sanar o cambiar. Es en este punto donde empiezan los movimientos de tu Alma. Y, aunque por dentro parezca que nada se mueve, algo importante está sucediendo pero no somos conscientes de ello ya que vamos en un acto de huida hacia ningún lugar, como obligad@s a movilizarnos, a reaccionar, a hacernos l@s fuertes y valientes como que no pasa nada...Y la Nada no existe en esos momentos de tránsito y catarsis. Nada, Vacío,Quietud, Silencio...No hacer Nada, no pensar es dar lugar a dejar ir aquello que creíamos que nos pertenecía. El "no sé" da la bienvenida al Saber. Pero en el fondo, luchamos en contra de ese tiempo sin tiempo porque nos sentimos incómod@s, sacudid@s, caótic@s ya que no poseemos el control sobre lo nuevo que va a venir y sufrimos por todo aquello que no fue y nos resistimos a despedir con gratitud todo aquello que ya no nos sirve pero que nos brindó un gran aprendizaje de vida. Hay momentos que es necesario y saludable saltar a ese vacío y dejar que el cielo haga en tu corazón. Resistirse es como si te mordieran al alma. Cuando estás en ese limbo sólo queda la entrega total y mudar la piel y te darás cuenta que ya has salido de ese laberinto atemporal y que le has puesto valor a tu vida.

EL TIEMPO SIN TIEMPO

Cuando te encuentras en ese momento de tránsito hacia una nueva situación, hacia un nuevo lugar, atravesando un proceso de duelo, cambios laborales, cambios personales, buscando un sentido verdadero...es como si fueras un madero flotando en el mar, a la deriva a merced del oleaje, del fuerte viento o la calma chicha. Es un espacio  aparentemente vacío que te separa del punto de partida ya conocido hacia el punto de llegada por conocer. Ese espacio de tiempo como de abandono crea incertidumbre, desconcierto, miedo y piensas en esas frases que dicen "que el tiempo todo lo cura", "que pone a cada un@ en el sitio", "que todo lo cambia", bla,bla, bla...Pero eso no te vale!, o al menos a mí, no me vale. No puedo hacer responsable al tiempo de lo que yo necesite sanar o cambiar. Es en este punto donde empiezan los movimientos de tu Alma. Y, aunque por dentro parezca que nada se mueve, algo importante está sucediendo pero no somos conscientes de ello ya que vamos en un acto de huida hacia ningún lugar, como obligad@s a movilizarnos, a reaccionar, a hacernos l@s fuertes y valientes como que no pasa nada...Y la Nada no existe en esos momentos de tránsito y catarsis. Nada, Vacío,Quietud, Silencio...No hacer Nada, no pensar es dar lugar a dejar ir aquello que creíamos que nos pertenecía. El "no sé" da la bienvenida al Saber. Pero en el fondo, luchamos en contra de ese tiempo sin tiempo porque nos sentimos incómod@s, sacudid@s, caótic@s ya que no poseemos el control sobre lo nuevo que va a venir y sufrimos por todo aquello que no fue y nos resistimos a despedir con gratitud todo aquello que ya no nos sirve pero que nos brindó un gran aprendizaje de vida. Hay momentos que es necesario y saludable saltar a ese vacío y dejar que el cielo haga en tu corazón. Resistirse es como si te mordieran al alma. Cuando estás en ese limbo sólo queda la entrega total y mudar la piel y te darás cuenta que ya has salido de ese laberinto atemporal y que le has puesto valor a tu vida.

LA VENTANA INDISCRETA/COVID-19

Ya hace un mes desde que decretaron el confinamiento por COVID-19 y me ha llamado la atención la relevancia que han tomado las ventanas e...