lunes, 5 de agosto de 2013

OLOR A VIDA

Esta mañana desayunando en mi terracita, oía cómo alguien de mi barrio estaba regando la calle. Cerré los ojos y agucé mi olfato. El olor a tierra húmeda me arrancó una sonrisa y me transportó hasta mi adolescencia. Y pude visualizar a mi madre cuando regaba las plantas en las calurosas mañanas de verano, y sentí cómo las gotas de agua suspendidas en el aire, eran atravesadas por el sol formando un precioso arco iris...Respiré hondo y me llenó una sensación de amor, paz y nostalgia...Vinieron a mi mente momentos de agua y tierra...AHH!!!
El agua: suave, pura y fresca...
El agua como inicio de vida,como vínculo entre madre e hija...
Ese agua cristalina y mansa que atraviesa las rocas, que turbulenta baja por las montañas para confundirse con el mar...
Esos espejos de agua en los que nos vemos reflejados fluyendo con la vida y aceptando que somos hijas e hijos de las nubes, que bailamos con la lluvia, que tenemos alma de manantial y que nuestro cuerpo se mece como una ola...
La tierra: como un sentimiento de armonía y equilibrio, madre universal...
Que todo lo acoge, donde el fuego arrasa, donde el agua brota...
Que se junta con el cielo, donde somos árbol y nuestra savia mana para purificarnos...
Permanezco con mis ojos cerrados y esa sensación de levedad y me pregunto:
¿Cuántas veces el olor de las emociones nos ha devuelto un grato recuerdo?

OLOR A VIDA

Esta mañana desayunando en mi terracita, oía cómo alguien de mi barrio estaba regando la calle. Cerré los ojos y agucé mi olfato. El olor a tierra húmeda me arrancó una sonrisa y me transportó hasta mi adolescencia. Y pude visualizar a mi madre cuando regaba las plantas en las calurosas mañanas de verano, y sentí cómo las gotas de agua suspendidas en el aire, eran atravesadas por el sol formando un precioso arco iris...Respiré hondo y me llenó una sensación de amor, paz y nostalgia...Vinieron a mi mente momentos de agua y tierra...AHH!!!
El agua: suave, pura y fresca...
El agua como inicio de vida,como vínculo entre madre e hija...
Ese agua cristalina y mansa que atraviesa las rocas, que turbulenta baja por las montañas para confundirse con el mar...
Esos espejos de agua en los que nos vemos reflejados fluyendo con la vida y aceptando que somos hijas e hijos de las nubes, que bailamos con la lluvia, que tenemos alma de manantial y que nuestro cuerpo se mece como una ola...
La tierra: como un sentimiento de armonía y equilibrio, madre universal...
Que todo lo acoge, donde el fuego arrasa, donde el agua brota...
Que se junta con el cielo, donde somos árbol y nuestra savia mana para purificarnos...
Permanezco con mis ojos cerrados y esa sensación de levedad y me pregunto:
¿Cuántas veces el olor de las emociones nos ha devuelto un grato recuerdo?

LA VENTANA INDISCRETA/COVID-19

Ya hace un mes desde que decretaron el confinamiento por COVID-19 y me ha llamado la atención la relevancia que han tomado las ventanas e...