Tengo un tambor que sana, que me hace vibrar, que me conecta con la Tierra y con los Mundos Invisibles. Él me eligió: su sonido es especial, grave y potente como un latido. Cuando toco mi tambor en mis meditaciones, es como si fuera un prolongación de mi ser, percibo todo con más claridad, mis sentidos se agudizan y está todo más a flor de piel. Mi tambor es único, como yo lo soy. Mi tambor tiene una fuerza poderosa y con él me hago más fuerte. En mis viajes chamánicos, su sonido se asemeja al galope de un caballo, al latido de la naturaleza, al bombeo del torrente sanguíneo...Mi Tambor es el pulso de la vida. AHÓ!
miércoles, 3 de junio de 2015
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